5/6/09

Mi tiempo con Diego

Empece a salir con Diego apenas cumpli los 18 años. Estuvimos juntos 7. El es un hombre maravilloso, paciente, buen compañero, alegre y dulce. A los 6 años nos fuimos a vivir juntos un departamentito en La Lucila, (si, fui top por un tiempo). Compramos heladera, lavarropas, vajilla, cama y rescatamos varios muebles de nuestras casas. Tambien empezamos a ahorrar para sacar un credito y salir del alquiler cuanto antes, por mas que sea a un sucucho.
Por ese entonces yo ya no estaba convencida de seguir con el, pero de todos modos me arriesgue y le di para adelante, no se, crei que despues de tanto tiempo esperando para avanzar en nuestra relacion me habia aburrido y que la novedosa convivencia me daría aire nuevo y todo estaría bien.
Nada mas equivocado.
Solo queria estar sola, llegaba del trabajo y disfrutaba feliz de las horas que tenia hasta que él llegara, luego me recluia en la compu o en la cocina. Cada vez lo evitaba mas, pero no me daba cuenta del problema, lloraba a mares, angustiada en una vida que no queria para mi pero que al parecer era todo lo que siempre habia querido de chica: un buen hombre a mi lado, un lugarcito en el mundo, un trabajo estable y la comoda rutina. La odie, me asfixiaba y lloraba inexplicablemente por horas, primero a escondidas de Diego, luego abrazada a el, que mucho mas perceptivo u honesto con el mismo y la realidad que yo, me pergunto varias veces, insinuante, si el problema no era que queria volver a mi casa con mis padres. Y no, no era eso, no queria volver con mis padres, estaba feliz de haberme independizado, me daba verguenza admitir que lo que queria era que se fuera el y me dejara sola con el departamento.
Hasta me habia empezado a gustar, bah, no gustar sino a llamar la atencion, a dar curiosidad un compañero de trabajo, un pibe desastre con el que nunca tuve nada, por suerte y por que era obvio que jamas le hubiera dado verdadera bola. Pero lo importante era que se trataba de un mecanismo de defensa, de una manera de buscar una salida de esa situacion en la que me encontraba.
Empece a ir al psicologo, una mina re copada que me ayudo a darme cuenta que estaba yendo a sesion solo para tomar fuerzas para separarme de Diego. Pero me partia el corazon la sola idea de hacerlo. No queria lastimarlo, no queria despedirme de su familia a la que adoraba con excepcion de su hermanastra, no queria volver a mi casa, no queria darme por vencida con el, no queria cometer un error y dejar a quien consideraba el hombre mas bueno del mundo, el que mas me querria jamas, no queria arrepentirme y quedar sola por el resto de mi vida, por querer mas de lo que ya tenia.
Despues del primer año de alquiler, y a pesar de todo esto, sacamos un credito hipotecario y compramos un departamento diminuto en Villa Martelli, cerca de varios colectivos y del tren, siempre es importante que tenga buenos accesos. Lo mal que manejamos la negociacion, lo trabado que salio todo debio haber sido una señal pero ni le di bolilla, yo estaba como rendida, desinteresada y, a pesar de que veia que estabamos perdiendo dinero, deje que sucediera, no quise discutir con Diego, fue como si no fuera yo la que estaba en ese banco comprando una propiedad. Fue el principio del fin.
Nos mudamos, nos entretuvimos armando el arbolito de navidad y discutiendo con el propietario del departamento de La Lucila con el que veniamos teniendo problemas desde el primer dia, limpiando el nuevo lugar, adoptando un gatito y organizandonos, pero las cartas ya estaban hechadas. Veia a Diego como un buen amigo, nada mas, me preocupaba por el, compartiamos algunos gustos y mucha historia pero nada mas, realmente nada mas
Fue por ese tiempo que Andres entro en escena, lentamente, sutilmente, sin que me de cuenta y sin planearlo ni esperarlo porque yo, ya me habia dado por vencida sobre volver a sentir esas cosquillas en la panza.

2 comentarios:

Roxi dijo...

Que honesta esta entrada, y me parece honesto y maduro de tu parte compartir algo tan personal, supongo que es por que ya lo tienes procesado, por que desde entonces ya ha pasado algún tiempo, ¿ o no?
Me quedé colgada con el resto de la historia, con Andrés, con las cosquillas en la guata y el pretexto o estímulo para salir de la cómoda (más bien incómoda /asfixiante) rutina. Increíble la cantidfad de moldes y estructuras rígidas que nos autoimponemos a cada rato, y qué te digo de las expectativas de los demás ... uff qué difícil. Te leo valiente
Quizás algún día sigas con el relto?
Quedé intrigada
Abrazo!

Mariana dijo...

Gracias Roxi, me das animo a continuar...
Quedate tranqui que pienso contar todas las historias enteritas ;)

 
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